España
Javier Martínez (5/2/2014)Juan Carlos y Sofia
El discurso del rey Juan Carlos en la recepción del cuerpo diplomático este miércoles ha sido elogiado en los medios capitalinos por varias razones.

La primera por la puesta en escena, ya que el monarca camina con una sola muleta y porque ha podido leerlo sin tropezones frente a la balbuceante alocución de la pasada Pascua Militar.

En cuanto a su contenido querría reseñar alguna de sus frases:

“Aunque subsisten problemas muy graves especialmente el paro…”

Pues sí, Don Juan Carlos, eso que usted define como “problemas muy graves”, tienen nombres y apellidos, cabeza, corazón y estómago, son cerca del 26% de la población, unos casi 6 millones de seres humanos que en su reino no pueden trabajar y por eso y porque tomando los datos recientemente publicados por el propio Ministerio de “Trabajo” la Seguridad Social en España perdió en enero 184.031 afiliados y la cobertura de desempleo ha caído nuevamente al 61,4% frente al 64,05% del año anterior, además de que los beneficiarios por prestaciones por desempleo a finales del 2013 fueron un 17,12% menos que en 2012: cada vez más desempleados sin ningún tipo de cobertura, cada vez más hambre, más desigualdad, más pobreza y más suicidios.

Hasta la Comisión Europea, y hay que tener bemoles quien lo dice, hace días urgía a España a actuar contra el paro “insoportable”. ¿Existe un paro soportable?

Y el comisario de la Troika, Olli Rehn, declaraba que serían necesarios 10 años como mínimo para arreglar la crisis en España.

¡Qué largo me lo fiais!

Don Juan Carlos, no obstante, ve motivos para el optimismo: “…El incremento de las exportaciones y de las inversiones fuera de España (…) Los capitales han vuelto a nuestro país (…) comprando deuda pública y en inversiones directas que crean empleo…”.

Pues sí majestad, están entrando además de fondos buitres, puesto que así se autodenominan y compran entre otros parques de inmuebles de viviendas sociales y cambian unilateralmente las condiciones, por supuesto al alza, de inquilinos y de compradores. Estamos asistiendo, majestad, a que empresas como ‘La fabada Litoral’ deje de estar en manos asturianas para ser patrimonio de la multinacional suiza Nestlé, Danone, Loewe; ‘Amena’ en manos francesas; ‘Cruzcampo’ en manos de la holandesa ‘Heineken’; ‘Chupa Chups’, ‘La Casera’, ‘Puleva’, ‘Dyc’, ‘Donuts’, ‘Montesa’ y tantas otras en manos de capital extranjero, ese capital que usted dice no viene y crea empresas sino que compran las que ya existen a precios baratos y entre Eres y Erte, presentes o futuros las adelgazan y se lucran sólo unos pocos.

¡Ah!, y que la economía crece en el último trimestre un 0,3%, pero si tenemos en cuenta que el globo de nuestra economía ha perdido desde el 2008 más de un 5,4%, pues ni en lo macro cantemos victoria tan pronto y pensemos en qué se están beneficiando la inmensa mayoría de ciudadanos de España.

Si dejamos a un lado los millones de parados, la cifra más escalofriante de la Unión Europea después de Grecia y a la cual ya auguran un tercer rescate, viven millones de familias, unas vidas en precario, con una calidad de vida cada vez más deteriorada.

Pero no se siente ni se ve la realidad con el mismo prisma desde los jardines de la Zarzuela ni desde los de La Moncloa.

Su antepasada María Antonieta, Majestad, no logró nunca entender por qué razón las mujeres que se agolpaban ante las rejas de Versalles clamando pan, a gritos desesperados, si existían también bombones para comer.

N. de la R.
El autor es Licenciado en Derecho y Master en Economía