YuanInternacional
espacioseuropeos (26/8/2015)
Esta semana se iniciaba con un fuerte desplome de la Bolsa de Shanghái. Todas las Bolsas mundiales se vieron afectadas, especialmente las asiáticas. Desde el año 2008 no se había visto algo semejante. La caída no afectó sólo a las Bolsas, sino que las materias primas se vieron seriamente dañadas con bajas importantes, especialmente el petróleo. La desaceleración de la economía china era evidente.

Pero China ha respondido con firmeza a los ataques a su moneda y ala bajada de la Bolsa de Shanghái. El Banco Central Chino ha inyectado rápidamente liquidez al mercado y después procediendo a bajar los tipos de interés y de la “ratio de reservas”. Así se ha conseguido salvar –al menos de momento- la crisis de las bolsas más importantes del mundo.

Con las medidas adoptadas por el BCC se ha logrado, aparte de inyectar dinero al sistema financiero, apuntalar de forma urgente la economía y las bolsas. Con estas medidas China ha conseguido calmar a los mercados. En España, por ejemplo, el Ibex 35 ha recuperado un 3,7%  del 5% que bajó la Bolsa el pasado lunes. El resto de las bolsas europeas ha seguido la misma marcha con subidas en las bolsas de Frankfurt, París y Londres.

En el fondo de esta crisis se encuentra el enfrentamiento entre las grandes potencias por liderar el mundo. En concreto, Estados Unidos mantiene una guerra –no soterrada- contra Rusia y China, y para ello azuza las ascuas de Ucrania, las dos Coreas, sin olvidar la presión ejercida para bajar los recios del petróleo.

China ha devaluado su moneda, el Yuan, un 4.6% durante la segunda semana de agosto, lo que ha servido a Estados Unidos para arremeter contra las medidas puestas en práctica por el Banco Central de China. Las agencias de prensa internacionales se han sumado, sumisas, a la apuesta de la Administración Obama.

Estados Unidos pretende socavar la potencia económica de China y a la vez impedir que el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda y otras iniciativas alternativas al FMI y BM, como el BRICS, la OCS y la Unión Económica Euroasiática, lleguen a buen puerto. La apuesta de Washington es muy peligrosa y puede llevarnos a un grave conflicto de dimensiones globales.