Bolivia
Eduardo Paz Rada (20/1/2014)
En un año con elecciones presidenciales y campañas electorales anticipadas, con una Agenda Patriótica 2025 planteada por el gobierno, con una débil y confundida oposición, con una administración estatal exitosa en ocho años de gestión, con un contexto latinoamericano aún favorable a posiciones progresistas y con un reconocimiento internacional al liderazgo boliviano, los desafíos históricos que tiene Evo Morales y el Movimiento Al Socialismo (MAS) son mayores tomando en cuenta que el quiebre con los gobiernos neoliberales y conservadores se va consolidando y corresponde ahora el impulso sostenido de una nueva formación económico-social.
Al respecto corresponde señalar que la construcción de un nuevo bloque histórico, una fuerza social y política articulada en el movimiento patriótico y culturas e ideologías asumidas colectivamente que estén en correspondencia con un proyecto económico estratégico nacionalista y antiimperialista, significa dar saltos cualitativos en la organización de la sociedad y la economía, bajo un proyecto nacional-popular con un Estado fuerte y consolidado frente al asedio imperialista que no ha disminuido.
Los candidatos oficialistas, Evo Morales y Álvaro García, prácticamente ya han diseñado su propuesta electoral sobre la base de la gestión exitosa, los importantes recursos económicos conseguidos en la economía, el respaldo de los movimientos populares y el cronograma de entregas de obras, en tanto que la oposición fragmentada al menos en tres opciones, el Movimiento Sin Miedo (MSM) de Juan del Granado, el Frente Amplio impulsado por Unidad Nacional (UN) de Samuel Doria Medina y el Movimiento Demócrata Social (MDS) de Rubén Costas, no ha definido sus binomios y ha presentado parcialmente sus propuestas electorales que no salen del marco liberal.
El objetivo central de cada uno de ellos, y talvez de los ex mandatarios Jaime Paz Zamora y Jorge Quiroga que han abierto la posibilidad de ser candidatos, no está en disputar la Presidencia del Estado a Evo Morales sino en deslegitimar al binomio oficialista, quitarle la posibilidad de conseguir un amplio triunfo electoral que le permita un control cómodo de la Asamblea Plurinacional y, sobretodo, buscar proyectarse como alternativa viable en 2019 cuando el actual Presidente no pueda presentarse a una nueva reelección.
MAS ALLA DE LAS ELECCIONES
Por tanto, las elecciones de 2014 tienen, tomando en cuenta distintas encuestas publicadas por la prensa, la opinión de analistas inclusive fuertemente críticos al gobierno y las muestras de respaldo social y regional al gobierno, una orientación muy favorable a Morales-García, lo que significa que el proceso de la llamada Revolución Democrática y Cultural tiene en frente desafíos mayores y de envergadura histórica que marcarán los derroteros históricos de Bolivia en la disyuntiva: impulsar y acelerar nuevas reformas y transformaciones de la Revolución Nacional Antiimperialista o estabilizar e institucionalizar pragmáticamente lo avanzado hasta el presente en convivencia con el poder las transnacionales petroleras y mineras y los terratenientes.
De ahí que el proyecto hegemónico se pone a prueba no tanto por la idea instrumental de acercamiento y apoyo de algunos sectores empresariales de oriente y occidente, miembros de la oligarquía tradicional que conspiraron, en 2008 junto al imperialismo contra el proceso de cambio, con fines limitadamente electoralistas; sino por la potencia de las fuerzas nacionales y populares organizadas y politizadas, es decir la alianza indo-mestiza que fortalezca el proceso de liberación nacional y social en el contexto de la unidad latinoamericana y caribeña.
Al parecer ya no resulta suficiente ganar las elecciones de octubre de este año, sino trazar un horizonte estratégico nacional y latinoamericano hacia el socialismo en un contexto internacional en el cual las potencias capitalistas europeas y norteamericanas se encuentran en crisis, emergen nuevos actores mundiales como China, Rusia, Brasil, India, Irán, Sudáfrica, México o Turquía y se diseñan proyectos de integración regional de diverso cuño, en medio de un conjunto de problemas económicos, climáticos, financieros y geopolíticos mundiales.
LOS TEMAS ESTRATEGICOS
El fortalecimiento del Estado como eje articulador de la economía, la política y la integración nacional, así como la redistribución de los excedentes procedentes de las exportaciones de materias primas deberán profundizarse en un nivel mas elevado en el cual las prioridades sean la plena recuperación de los recursos estratégicos de la minería y los hidrocarburos, su industrialización, la producción agropecuaria para conseguir la autosuficiencia alimentaria sobre la base de la economía campesina, la defensa de la producción nacional con una política proteccionista de los empresarios nacionales y la plena integración del territorio y la población bolivianos.
El proceso electoral podría permitir pasar de la sola campaña proselitista y del marketing, una especie de electoralitis, a convertirse en un campo de debate, politización, organización y cualificación de los sectores protagonistas del avance histórico para garantizar su continuidad y emprender la profundización de una democracia participativa y comunitaria, dando un mayor protagonismo a las organizaciones populares de la sociedad para que éstas controlen el Estado de transición.
Los triunfos electorales conseguidos por Evo Morales en 2005 con el 54% y en 2009 con el 64% son un referente importante, sin embargo el nuevo escenario político y social del país tiene otros ingredientes y elementos a tomar en cuenta. El éxito económico ha implicado la emergencia de sectores sociales y económicos con fuerte poder de presión e influencia corporativa, como los cooperativistas mineros, los comerciantes y los cocaleros, por una parte; y la consolidación de sectores empresariales de la banca, de la tierra, del comercio y los servicios, así como las transnacionales de la minería y los hidrocarburos que se acomodan pragmáticamente al orden gubernamental consiguiendo jugosas ganancias.
LOS CANDIDATOS Y LAS FUERZAS SOCIALES
Los candidatos opositores, si bien tienen una larga trayectoria política, su ubicación en el mapa es muy incierto. No pueden salir de un doble argumento: el primero de descalificación a todas las acciones de un gobierno con alta legitimidad y el segundo de mantenerse en los marcos del neoliberalismo y el conservadurismo quedando prácticamente sin llegada efectiva a la población, lo cual les impide marcar rumbos u orientaciones políticas e históricas sustanciales.
El gobierno y sus candidatos tienen como sostén fundamental al MAS, que es más sigla que organización, y a los movimientos sociales que, a pesar de los problemas de división del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyo (CONAMAQ) y la Central Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB), mantiene una fortaleza social, política y electoral indudable. Si a la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa (CNMCIOB), la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (CSCIB) (colonizadores) y la Confederación Nacional de Juntas Vecinales de Bolivia (CONALJUVE), se agregan ahora la COB y los sectores gremiales, informales y urbano-populares, el liderazgo y poder de convocatoria de Evo Morales no podrá ser reducido.
Los sectores altos y medios, especialmente urbanos, y algunos segmentos populares descontentos con el gobierno, que reúnen a casi dos quintos de la población, son los que pretende conquistar la oposición para evitar que el actual presidente consiga más de dos tercios de representación en la Asamblea Plurinacional que le daría nuevas opciones de reelección para avanzar hasta el 2025, año simbólico del segundo centenario de la independencia de Bolivia.
En términos cualitativos el acercamiento de la COB y la dirigencia de los mineros asalariados a la candidatura de Evo Morales marcan un aspecto que podría afianzar la complementación de la alianza obrero-campesina-popular de un movimiento nacional y patriótico que fortalezca y sustente el gobierno.
INTERESES REGIONALES Y EMPRESARIALES
Las fuerzas regionales de los departamentos del oriente, que fueron el baluarte de la oposición cívica y oligárquica al gobiernos del MAS bajo la batuta de los Prefectos de Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija de la época, ahora se encuentran en la disyuntiva de mantener su rechazo al binomio oficialista y mantener un discurso regionalista o de aceptar el acercamiento, con concesiones especialmente a los propietarios de grandes extensiones de tierras e inversiones en proyectos económicos millonarios.
La electoralización del país permitirá también que las demandas salariales, sectoriales, regionales, comunitarias y sociales se reactiven, lo cual significa que el gobierno deberá lidiar para responder adecuadamente a las peticiones gremiales y corporativas que implican recursos económicos y financieros, aunque corresponde destacar que el buen desempeño de la economía ya le ha permitido duplicar los aguinaldos del pasado año, asegurar los incrementos salariales y aumentar sustantivamente el salario básico nacional.
La disputa de los excedentes procedentes de la producción y exportación de gas, minerales, soya y sus derivados se mantendrá y sus principales protagonistas, el Estado, las transnacionales petroleras y mineras, los empresarios de la tierra y la banca, buscarán controlar mayor cantidad de la riqueza, tomando en cuenta que están en carpeta proyectos de leyes de inversiones, de minería, de comercio exterior y reglamentos de actividad financiera y uso de tierras, así como nuevos contratos en hidrocarburos. El proteccionismo a la producción nacional y la reinversión de los excedentes y utilidades endógenamente deberá ser la condición central en las políticas económicas potenciando el capitalismo de Estado.
CONTEXTO LATINOAMERICANO Y MUNDIAL
El contexto internacional inmediato en la región va estar marcado por la tensión entre la Alianza del Pacífico (A del P.) frente a Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), el primero impulsado desde Estados Unidos con México, Perú, Chile y Colombia, el segundo por los gobiernos antiimperialistas del continente con Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador, y Bolivia y otros y el tercero por Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay y ahora Venezuela. La muerte del comandante Hugo Chávez ha afectado el ritmo de avance de los procesos de integración del ALBA, UNASUR y CELAC.
En ese sentido, la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) van a ser los escenarios de disputa más importantes y permitirán advertir las tendencias a futuro de las posibilidades de asegurar la formación de un bloque sólido y emancipado de la Patria Grande. El gobierno boliviano será, como hasta ahora, uno de los protagonistas de los procesos de integración de la nación latinoamericana.
Asimismo, las relaciones abiertas con otras potencias o bloques, como los del Tercer Mundo o China serán muy importantes sobretodo por haber conseguido el gobierno boliviano la presidencia del Grupo 77 mas China, que reúne a 133 países del orbe y organizar una cumbre en Santa Cruz en junio próximo y anunciado que desarrollará una relación estratégica con la futura primera potencia mundial: China. Al respecto sólo será posible una relación adecuada con China en el marco de la unidad e integración de América Latina y el Caribe, sobretodo en la perspectiva de la disputa geopolítica de los grandes bloques continentales.
N. de la R.
Eduardo Paz Rada es sociólogo boliviano, actual director de la Carrera de Sociología de la UMSA.
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