Iberoamérica
Eduardo Paz Rada (24/9/2013)Iberoamerica
Lo que ocurre en América Latina y el Caribe en los últimos diez años no ha podido ser imaginado hace veinte o treinta años ni por los más optimistas integracionistas y bolivarianos, cuando imperaba el neoliberalismo, cuando el imperialismo estadounidense disponía el ascenso o caída de presidentes y gobiernos, cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) ejercían de regentes de las políticas económicas o cuando las transnacionales y el poder financiero mundial determinaban los planes de explotación de los recursos naturales en función exclusiva de sus intereses.

Sin embargo, es menester reconocer que visionarios de mirada estratégica como Juan Domingo Perón, Omar Torrijos o Hugo Chávez marcaron una ruta que, recogiendo las luchas y pensamientos del pasado, avisore el horizonte para la emancipación de nuestros pueblos, asumiendo acciones y mensajes en torno a la consigna “el siglo veintiuno nos encontrará unidos o dominados”.

Los años de la Doctrina de Seguridad Nacional tuvieron en la persecución y aniquilación de izquierdistas, revolucionarios, sindicalistas y dirigentes sociales digitadas por las agencias militares norteamericanas y ejecutadas por militares formados en la “Escuela de las Américas” bajo el mando de Estados Unidos sus rasgos centrales; en tanto que los años de la Democracia Controlada sirvieron para asegurar que el poder norteamericano controle a los gobiernos “democráticos” y aplique las denominadas Reformas de Ajuste Estructural que no eran otras que las políticas de dominación imperialista en nuestro subcontinente.

La segunda mitad del siglo XX, en el contexto de la Guerra Fría y con antecedentes mas antiguos de intervencionismo militar, político y diplomático, permitió a Estados Unidos estructurar un esquema de control y sometimiento que alcanzó a marcar incluso la psicología política de los pueblos y gobiernos, fundada la misma en la autodenigración y la impotencia nacional en correspondencia con el reconocimiento de la superioridad del blanco, protestante y anglosajón del norte.

SIGNOS DE LA RECUPERACION
En los últimos quince años los signos de la recuperación y crecimiento de la dignidad latinoamericana y caribeña se han ido acumulando y enriqueciendo con la emergencia de los movimientos nacionalistas, populistas, revolucionarios, socialistas y de liberación nacional y líderes que tienen el común denominador del antiimperialismo y la unidad e integración continental.

En el siglo XX era imposible siquiera pensar: en la expulsión de los embajadores de Washington de los países de su denominado “patio trasero”, como lo han hecho valientemente los gobiernos de Evo Morales y Hugo Chávez de Bolivia y Venezuela; en el rechazo a un encuentro de Presidentes como el que ahora hace Dilma Roussef frente a Barack Obama; en poner en ridículo al jefe de la Casa Blanca, como lo hicieron varios presidentes al rechazar en Mar del Plata el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsado por George Bush.

De la misma manera, en plantear: la organización de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) marginando a la potencia Estados Unidos que había hegemonizado siempre la Organización de Estados Americanos (OEA); y la formación de una fuerza militar propia de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) frente al Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR) que solamente ha servido para la manipulación militar de las Fuerzas Armadas de los países de la región por parte de la US Army e inclusive para frenar cualquier acción frente a la agresión extracontinental como ocurrió con la invasión inglesa a las Islas Malvinas con el apoyo de Estados Unidos.

TODAVIA EN EL CAMINO
Sin embargo, todavía el proceso de la recuperación plena de la independencia y la emancipación está en medio camino, puesto que la acción del imperialismo y sus aliados internos es intensa por distintas vías, entre ellas la formación de la Alianza del Pacifico o la presencia de transnacionales mineras, petroleras y bancarias que controlan millonarios recursos de la economía de los países de América latina y el Caribe.

Corresponde que, junto a las acciones de fortalecimiento de la dignidad regional, a las políticas nacionalistas de los gobiernos y a las movilizaciones populares, se desarrolle un poderoso movimiento ideológico, cultural e intelectual similar al impulsado por José Martí, Manuel Ugarte, Víctor Raúl Haya de La Torre, José Carlos Mariátegui y José Vasconcelos, entre otros, en lo que se llamó la Generación del 900.

N. de la R.
El autor es boliviano, sociólogo, actualmente es Director de la Carrera de Sociología de la UMSA, La Paz, Bolivia.